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Roberto de la Tore, presidente de la Cámara de Comercio de Lima

 

El Banco Mundial presentó el informe Perú: aprovechando las oportunidades para el crecimiento y la prosperidad, el cual contiene un pormenorizado análisis de la situación del país durante las últimas décadas y formula una serie de propuestas interesantes y realistas.

Menciona que, tras reformas clave para promover la transparencia y la rendición de cuentas del marco macrofiscal en la década de 1990, entre 2002 y 2013 Perú creció 6,1%, casi el doble del promedio regional, aprovechando un extenso periodo de estabilidad macroeconómica y política en la década del 2000.

El Banco Mundial destaca que, durante este periodo (2002-2013), la productividad creció un 2,1% anual, mientras que el empleo informal disminuyó más de 10 puntos porcentuales. El país duplicó sus reservas internacionales y tuvo una tasa de inflación de casi la mitad del promedio regional, la deuda pública se redujo más de 50% y la pobreza disminuyó alrededor del 60%.

Sin embargo, advierte que los avances se han estancado durante la última década y que, desde 2014, el 90% del crecimiento de Perú proviene exclusivamente del consumo. En consecuencia, advierte que la tasa de pobreza no ha mejorado desde 2014 y los avances en el mercado laboral han sido limitados.

Para que la inversión fluya se necesitan reglas claras y permanentes y un Estado que no sea un obstáculo, sino un facilitador.

Según el Banco Mundial, la inestabilidad institucional ha debilitado aún más la capacidad del Estado para ejecutar reformas y prestar servicios de calidad, y que “la rotación sin precedentes de servidores públicos de alto perfil ha alterado el funcionamiento esencial del Estado”.

No obstante, Perú sigue teniendo un enorme potencial, pues la condición de país de ingreso alto está al alcance, pero se necesitarán reformas audaces para acelerar el crecimiento.

“En las condiciones actuales, Perú tardaría 64 años en alcanzar la categoría de ingreso alto; sin embargo, con reformas claves, podría lograrlo para 2045, es decir, tres veces más rápido”, sostiene el organismo internacional, al subrayar que se necesitan reformas estructurales que impulsen la productividad y un Estado más eficiente, además de contar con mejores instituciones y mayores servicios públicos.

Puntualiza que “ha llegado la hora de poner en marcha una nueva generación de medidas audaces para permitir el crecimiento de las empresas altamente productivas”.